jueves, 28 de mayo de 2015

con la oscuridad de la noche

En esta noche lenta y lluviosa, mirando a la profundidad del cielo, pienso algunas cosas y acierto a concluir que, durante los años que han pasado y hasta el día de hoy, no creo haber sido el amor de la vida de nadie.
Yo sin embargo he tenido grandes amores: locos, honestos,  suaves, fuertes, demasiado suaves, tristes, románticos y un solo amor que correspondía con todas las anteriores características.
Con la oscuridad de la noche uno se siente a veces solo, sabe que el corazón merece mas que puedritas para cubrir los espacios dañados, pero es lo unico que queda. Entonces te sacas las piedritas y las tiras al mar haciendo figuritas en el agua quieta de la bahía. Los peses se asustan y saltan porque las piedras son como lucesitas para sus ojos de abismos.
Con la oscuridad de la noche uno entiende y ya hasta puede pensar que  el vidrio de su ventana ahora se empaña con el calor de otro cuerpo, esa ventana por la que alguna vez se le escaparon suspiros para ti, ahora solo ha de abrirse para dejar salir el calor de otro sexo y otra angustia sentimental.
Y lo puedes pensar sin que duela, sin ponerte triste, solo sabiendo que no fuiste el amor de su vida ni de la vida de nadie y ya ni la luna puedes ver porque llegan las lluvias.
Con la oscuridad de la noche entiendes muchas cosas, sobre todo a saber que estás solo y que a veces también así se siente bien. Se puede estar sin pelear contra el destino y sin gritar, porque sabes de toda las cosas del pasado que cayeron en tu alma y aun asi estás vivo y no tienes miedo.
Ya no tengo miedo, esa es mi suerte.

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