“El carro que paró en la esquina está esperando un
cadáver
Sus luces son intermitentes y cuesta trabajo no
distinguirlo en medio de la noche agitada”
Yo que me quedé
esperando
Me senté en la acera de la terminal a esperar aquel bus
que me llevaría a Cartagena.
No pensaba en los carros que transportan cadáveres por
las noches.
Días después Jugueteaba en la arena por las tardes sin
pensar en nada
Me acostaba en la hierba a mirar el cielo.
Traje de equipaje sueños y amores
Ilusiones y amaneceres en el alma inventados
Me agachaba por ahí a hablarle a los perros y a esquivar
hormigas
Pero el tiempo y las luces de la ciudad ciegan
Y no hay manera de que alguien piense que ese carro
estacionado en la esquina sea mío.
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