Como me gustaría que un día como hoy, leyeras lo que escribo tratando de encontrarte en alguna de mis lineas.
No sabiendo que no hay una sola de esas líneas donde no estés.
Si tan solo tuviera la certeza de que me buscas en silencio en medio de tus soledades.
O de que la sola lectura de mis confesiones te alientan a querer abrazarme. Sabría que lo que dijo tu amigo: que no me amarias nunca, de que yo solo te caía bien; que despreciabas mis saludos matutinos o la fijación por saber que estabas bien sin mi. Sabria que todo eso era una mentira.
Sin tan solo hoy pudiera verte, aunque fuera de lejos y me miraras y sonrieras, sabría que todo eso era una mentira.
Y que solo son aquellos viejos problemas con tu corazón. Y que no me olvidas, y que aun miras el teléfono a ver si te escribí algo.
Y...
A quien engaño?
Solo quiero oler tu pelo y morirme después.
Y todo lo anterior dicho no es mas que un mal poema, reinventado y moribundo que te dice lo mismo todos los días.
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