Viernes, el era el dios de la oscuridad, sus ojos felinos brillaban en la noche como lamparitas de papel. Sus manos suaves, sin ruido, sus calladas pisadas, su cola erguida. Subiendose por los tejados a hablar con la luna.
Viernes me esperaba en la puerta y se subia en mis pierna a hablarme en silencio. Su pelo tenia la magia de los copos de nieve. Él venía callendo en mi alma con cada sonrisa, con cada abrazo que inventé en él. Caía como una pluma, lenta y hermosamente.
Ahora, a estas horas de la tarde, miro el reloj y se que la pluma ha terminado de caer. Que la tierra se debora su corazon amarillo y sus patitas ralladas. Que la acustica de la tristeza improvisa sus sonidos en mi alma, que se mete por todos los poros de mi cuerpo y que sale por mis ojos.
llueve Viernes, llueve en mis ojos, la lluvia que trae tu recuerdo es la lluvia que inunda mi soledad, porque sin ti yo estaré un poquito mas triste, un poquito mas lejos, un poquito mas sola
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