martes, 25 de diciembre de 2018
miércoles, 19 de diciembre de 2018
Bajo el fango
Entre cruzados sus dedos
un ojo veía desde su mano, el ojo del mundo se asomaba por entre las rendijas de su imagen.
Un bolsito de escamas mágicas llevaba consigo
No tenía rostro, pero nos veía a todos con otra pupila
Y yo desde el fango sacando piedras de tigre, buscaba su cara desesperadamente
Cuántas horas buscándola y la encontré en aquel poema, por un segundo,
Y al volver a mirarla no estaba
Dedo índice escondido ocultaba la intención de la diosa.
No señalaba a nadie, pero los veía a todos sin que nadie lo notara
Bajo el fango está el secreto mío
y el de ella en las estrellas.
un ojo veía desde su mano, el ojo del mundo se asomaba por entre las rendijas de su imagen.
Un bolsito de escamas mágicas llevaba consigo
No tenía rostro, pero nos veía a todos con otra pupila
Y yo desde el fango sacando piedras de tigre, buscaba su cara desesperadamente
Cuántas horas buscándola y la encontré en aquel poema, por un segundo,
Y al volver a mirarla no estaba
Dedo índice escondido ocultaba la intención de la diosa.
No señalaba a nadie, pero los veía a todos sin que nadie lo notara
Bajo el fango está el secreto mío
y el de ella en las estrellas.
lunes, 10 de diciembre de 2018
La casa está cerrada, una cerca de alambres y un letrero remarcan al nuevo dueño.
Pesuñas de ganado compactaron la tierra negra y fértil que criaba guayabos y naranjos. La maleza, dueña y señora triunfante sonríe desde la ladera.
Ya nunca mas fuimos a nuestra casa, se borraron nuestros pasos en los caminitos de tierra. Uno a uno salimos huyendo del dolor y del miedo.
A veces los fantasmas se asoman, pero no les queda mas que seguir su triste aleteo en la oscuridad.
Me pregunto, a veces, si ellos sabrán lo que pasó, lo que nos pasó, lo que les pasó.
Pesuñas de ganado compactaron la tierra negra y fértil que criaba guayabos y naranjos. La maleza, dueña y señora triunfante sonríe desde la ladera.
Ya nunca mas fuimos a nuestra casa, se borraron nuestros pasos en los caminitos de tierra. Uno a uno salimos huyendo del dolor y del miedo.
A veces los fantasmas se asoman, pero no les queda mas que seguir su triste aleteo en la oscuridad.
Me pregunto, a veces, si ellos sabrán lo que pasó, lo que nos pasó, lo que les pasó.
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