La lluvia de la 1:30 de la tarde desciende sobre la ciudad con sus cabellos húmedos. Es preciso cerrar los ojos y escucharla. Salen los niños a correr por las calles, a saltar en los charcos, un ave aprovecha las gotas desde las redes eléctricas. Todo es más lento, el día envejece y oscuras las nubes marchan despacio hacia otras tierras.
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