La luna nos extraña. Mírala como se inclina, sabe dónde vives tu, sabe desde dónde la miro yo. Quiere que de nuevo vuelva a escribirle versos, a compararla contigo, a besarla con los ojos cerrados. Pero no es posible.
Hace mucho que no nos vemos las tres.
Es imposible a veces que ella no logre recordarme a ti, es imposible que una nostalgia infinita no empiece a abrazar mis tardes, de los martes, sobre todo los martes, y es tanto así, que te recuerdo con cada cosa que miro.
Pero ésta es la lógica del olvido que llega y busca ser olvidado de nuevo, que se esconde y reaparece.
Hoy, ayer, casi toda la semana pensé en ti; ya no me duele, te lo confieso ahora, con los párpados llenos de sueño por un día pesado, te lo confieso.
Me va mejor por estos días, no es que haya encontrado el amor, o quién sabe. Pero tengo abrazos nuevos, besos nuevos que me llenan de ternura y de placer, sonrisas nuevas que me invitan a quedarme, que me calman. Ya no hay desasosiegos por tu eterna búsqueda de otros y otros y otros compromisos efimeros con el sexo y la perfección de tu status.
Solo soy yo, mirando la caída del sol y escuchando la misma tonta canción de Katy.
Este es mi día a día, esta es mi vida.
Y aunque tengo claro que no quiero que vuelvas, aún te quiero. Cómo no hacerlo?
Como no hacerlo?
¿Has aprendido a estar sola?....
ResponderEliminarLa soledad no es menos que la más callada de las compañias y quien se sabe acompañar con ella sabe dejar ir y sabe dar bienvenidas...
Lo que mata no es estár solo es estár vacío, no por ello las ausencias dejan de doler.
Un abrazo
Gracias. Siempre acepto tus palabra con el alma. :)
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