sábado, 19 de diciembre de 2015

Una y otra vez

Nos enamoramos para multiplicar las ganas de estar vivos.
Nos enamoramos para no pensar en nada más, para distraernos del mundo, para caer sin piso, sin malla, sin nada.
Para olvidar que sangramos, que morimos lentamente y sin remedio.
Es el amor tal vez, en su climax, un mecanismo de defensa ante la desolación.
Y al final como la serpiente que muere con su propio veneno, lloramos, sufrimos, perdemos.
Cuántas cicatrices?
Cuántas vidas?
Cuánta mentira?
Cuánta soledad?
Y luego de todo eso, regresamos al sitio de partida.
Y sin contar esta HERIDA que se abre una y otra y otra vez.

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