Ahí viene otra vez la luna con tu recuerdo muerto, con su paso lento; con sus miradas largas por entre las hojas de los árboles. Llenando de luz brillante esta noche que ya no es más tuya ni mia.
Y la veo asomándose, y sabes...como que de repente vuelvo a sentir el olor de las sillas de tu carro o el sabor de tus comidas de tarde o el de tu bondad y tu suerte y tus miedos y tus disgustos.
Otra vez los golpesitos en el pecho.
Y trato de no tomarme el cuento tan en serio, porque quiero ser como tu. Entonces te digo adiós. Pero en las noches de luna, luna como esta. Llámale absurdo, utópico, demente quizá. Pero, el telón se abre y de nuevo están tus manos y tu piel, y tus piernas cerrándose conmigo y tu pelo, y tu voz y otra vez tus vestidos blancos.